El visitante encontrará en Sonora playas y montañas, desiertos y bosques, sed y agua, flores y cactus, historia y fotografía, así como una gran variedad de ecosistemas: más de mil kilómetros de playas, montañas de más de 2,000 metros sobre el nivel del mar, grandes valles agrícolas, extensos desiertos de pura arena, selva baja, nevadas en invierno, ríos, cañadas, pueblos de costumbres ancestrales... y en todas partes los más bellos, novedosos y sofisticados paisajes.
Por sus caminos verá pueblos llenos de vida, pero también pueblos abandonados que sus habitantes dejaron al cerrarse las minas, como Pilares de Nacozari, San José de Moradillas y La Trinidad. Asimismo, encontrará historia, arqueología y cultura indígena en más de cien sitios con arte rupestre.
La sierra ofrece posibilidades para acampar en numerosos cañones y cañadas con ríos, arroyos, pequeñas cascadas y árboles que se pintan de los más variados colores con la llegada del otoño. Visitar la Reserva de la Biósfera de El Pinacate y Gran Desierto de Altar significa conocer de cerca el trabajo de la natualeza, que formó cráteres de hasta 1,600 m de diámetro. La recomendación es que la visita se haga en invierno o en primavera.
Otra experiencia inolvidable es cruzar el desierto de arena en carros arreglados, las famosas "travesías", que organizan aficionados de San Luis Río Colorado
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